En España, se realizan cada año casi 20.000 festejos populares con toros, vacas y vaquillas, una cifra que resulta alarmantemente elevada si consideramos el sufrimiento animal que conllevan. En una investigación realizada por AnimaNaturalis y CAS International, hemos descubierto que estos festejos se concentran en apenas 1.820 municipios de todo el territorio nacional. Este dato revela un patrón preocupante: en toda España, solamente un 22% de los municipios organizan este tipo de espectáculos, cuya media de población es de 1.000 habitantes, lo que indica que predominan en localidades pequeñas donde las tradiciones persisten con mayor fuerza, a menudo sin suficiente escrutinio público o controles adecuados.
Estos eventos acostumbran a ser gratuitos para los asistentes, ya que suelen estar organizados por los propios ayuntamientos, usando dinero del presupuesto municipal destinado a cultura o festejos. Lo pagamos entre todos con nuestros impuestos, muchas veces sin conocimiento explícito de los ciudadanos sobre el destino final de estos fondos. En nuestra intensa investigación, desvelamos cuánto dinero público se destina a mantener y financiar los festejos populares con toros.
En base a la ley de transparencia, a través de la sede electrónica de la web de cada ayuntamiento, contactamos meticulosamente a cada uno de los 1.820 municipios que organizan fiestas populares con toros, solicitando desgloses presupuestarios y recibiendo respuestas que, tras un análisis riguroso, revelaron que la cifra estimada asciende a un total de 42 millones de euros en 2019, destinados a la realización de un total de 17.708 festejos. Esta inversión pública muestra una tendencia preocupante, ya que es una cifra que crece ligeramente casi cada año, consolidando una práctica que cada vez encuentra más oposición social.
En esta ocasión, como parte de nuestro trabajo documental, acudimos específicamente a Sant Jaume d'Enveja (Tarragona), uno de los municipios catalanes que más festejos taurinos organiza a lo largo del año, sirviendo como ejemplo paradigmático de cómo estas tradiciones se mantienen activas en diversas regiones. Nuestra presencia en el terreno nos permitió captar imágenes y testimonios que reflejan la cruda realidad de estos eventos.
Durante nuestra observación, pudimos presenciar de primera mano el constante hostigamiento y la burla sistemática a la que son sometidos los animales, así como comportamientos de abuso reiterado hacia las vacas. Estos maltratos las llevan a sufrir accidentes de todo tipo, ya que se les incita deliberadamente a embestir contra barrotes de metal o a subir y saltar obstáculos para las que no están preparadas físiológicamente, provocándoles lesiones y un estrés extremo que queda evidenciado en sus movimientos desesperados.
Todo ello ocurre predominantemente en los meses de más calor estival, cuando las temperaturas alcanzan niveles peligrosos, por lo que es fácil ver vaquillas agotadas por la combinación de calor, deshidratación y agotamiento físico, o toros que ya no pueden más, desplomándose en la arena mientras la multitud continúa alentando. Las condiciones meteorológicas agravan significativamente el sufrimiento de estos seres sensibles.
Estos animales son por naturaleza muy sensibles y necesitan estar al amparo de su grupo o manada para sentirse seguros, en un entorno que comprenden. Sin embargo, en estas fiestas se les separa bruscamente de su entorno familiar y se les conduce a una plaza extraña en la que no pueden escapar, rodeados de estímulos violentos, ruidos ensordecedores y movimientos inesperados, lo que les produce un estado de desorientación, estrés, ansiedad, miedo y angustia manifiestos en sus intentos de huida y comportamientos defensivos. El trauma psicológico es tan evidente como el físico.
Cuando ocurre un accidente que compromete gravemente la integridad física del animal, como fracturas o heridas profundas, es habitual que los aficionados taurinos traten de impedir por todas las vías la obtención de imágenes del suceso, conscientes del impacto negativo que podría tener su difusión. A veces, esta obstrucción llega a incluir coacciones, amenazas verbales e incluso violencia física hacia nuestros equipos de documentación, creando un ambiente intimidatorio que busca silenciar la evidencia del maltrato.
¡Acabemos con las fiestas crueles!
A pesar de los constantes impedimentos y las situaciones de riesgo que enfrentamos en campo, estamos decididos a seguir sacando a la luz la realidad que algunos sectores prefieren mantener oculta tras el velo de la tradición. Nuestro compromiso con la verdad y el bienestar animal es inquebrantable.
Actualmente estamos realizando la mayor y más profunda investigación jamás emprendida sobre las aproximadamente 20.000 fiestas crueles con animales que año tras año se realizan en España, y que desgraciadamente van en aumento según nuestros registros comparativos. Queremos sacar a la luz el maltrato sistemático que esconden miles de pueblos en sus festejos y tradiciones, proporcionando datos irrefutables que impulsen el cambio legislativo y social necesario para erradicar estas prácticas.
Las ganaderías dedicadas a la tauromaquia están viendo peligrar el futuro de las corridas de toros tradicionales, que cada vez cuentan con menos apoyo social, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Ante este declive, ven en los festejos populares un negocio en alza más rentable y menos regulado. Queremos poner punto y final a todas las formas de fiestas crueles, donde los animales son utilizados como objetos de entretenimiento. ¿Nos ayudas en esta lucha por la ética y el respeto hacia los seres vivos? Tu apoyo es crucial para seguir documentando, denunciando y presionando por un cambio real.