“Prohibir a los niños ir a los toros es como prohibirles ir al museo”. Con estas palabras, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), defiende el derecho de los menores a asistir a espectáculos taurinos. Para su Gobierno, no sólo se trata de una cuestión de libertad individual, sino también de una necesidad cultural: considera que la presencia de menores en las plazas es "fundamental" para preservar el "acervo cultural" de Andalucía.
La Junta sostiene que la tauromaquia no sólo no perjudica a los niños, sino que puede inculcarles una "conciencia ecológica y de empatía con el entorno animal". Según un informe oficial del secretario general de Interior de la Consejería de la Presidencia, David Gil (PP), estos espectáculos derivarían en una "actitud contraria a la violencia y de admiración hacia los propios animales".
La contradicción es flagrante. La ONU, a través del Comité de los Derechos del Niño, lleva desde 2018 advirtiendo que la exposición infantil a espectáculos de violencia animal puede afectar gravemente al desarrollo emocional y ético de los menores. Pese a ello, el Ejecutivo andaluz rechaza estas recomendaciones, amparándose en el "derecho preferente" de los padres a escoger la educación de sus hijos y en la necesidad de proteger lo que denomina "distintas formas de expresión artística".
Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España, lanza una crítica firme: "Es escandaloso que se utilicen argumentos como la empatía o la educación para justificar la exposición de menores a la violencia extrema. No se aprende a amar a los animales viéndolos sufrir hasta la muerte".
Dinero público para la barbarie
En 2024, la Junta de Andalucía destinó más de 1.021.000 euros a la promoción de la tauromaquia. De esta cantidad, al menos 701.025 euros se utilizaron para adquirir los derechos de retransmisión de corridas para Canal Sur, la televisión pública andaluza. En total, la cadena emitió más de 200 horas de contenido taurino en 70 eventos durante el último año.
En contraste, según datos del Consejo Profesional de RTVA, solo se dedicaron seis minutos en los últimos seis meses a las listas de espera sanitarias, uno de los principales problemas de la sanidad andaluza. "Es indignante que el Gobierno andaluz prefiera invertir en espectáculos sangrientos en lugar de priorizar la información que realmente mejora la vida de la ciudadanía", afirma Gascón.
La promoción de la tauromaquia infantil también cuenta con subvenciones públicas. Se subvencionan escuelas taurinas que aceptan alumnos desde los 10 años, como permite el Reglamento aprobado en mayo de 2022. Se crean premios como los "Andalucía de Tauromaquia", con un presupuesto anual superior a los 100.000 euros. Y se financian plataformas en quiebra como OneToroTV con hasta 2,5 millones de euros provenientes de fondos europeos (FEDER).
Mientras tanto, la cultura literaria y audiovisual recibe mucho menos apoyo: solo 316.350 euros para el sector editorial andaluz y 443.000 euros para proyectos audiovisuales. La balanza es clara: en Andalucía, la sangre vende más que los libros o el cine.
La defensa de la tauromaquia como herramienta educativa no solo es inconsistente, sino que pone en peligro principios fundamentales de desarrollo infantil. La Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU señala expresamente que los Estados deben proteger a la infancia de cualquier forma de violencia, incluida la que ocurre contra animales en presencia de menores.
"Los niños aprenden por observación y repetición. Exponerlos a la tortura y muerte de un animal como forma de ocio solo normaliza la violencia y refuerza la insensibilidad frente al sufrimiento ajeno", explica Gascón. "Decir que eso genera empatía es una perversión del lenguaje y una falta de respeto a la inteligencia colectiva".
La participación de menores en eventos taurinos sigue extendida por toda Andalucía, a pesar de las recomendaciones internacionales y del rechazo de amplios sectores de la población. La cancelación de fondos del Ministerio de Igualdad al proyecto "Corresponsables" por su uso en jornadas taurinas juveniles fue una excepción significativa, pero no ha provocado ninguna rectificación por parte del Gobierno autonómico.
Resistencias, propuestas y acción ciudadana
Frente a esta situación, el grupo parlamentario Por Andalucía propuso una modificación a la Ley de Espectáculos Públicos para prohibir la asistencia de menores a las corridas. La propuesta tiene pocas posibilidades de avanzar en un Parlamento dominado por el Partido Popular. Aun así, representa un importante gesto de resistencia política y una llamada de atención.
"Es necesario un cambio legislativo, pero también un cambio social. La cultura evoluciona, y lo que ayer fue tolerado hoy puede y debe ser cuestionado. El sufrimiento no puede seguir disfrazándose de arte", dice Gascón.
Desde AnimaNaturalis, llevamos años denunciando estas prácticas y presionando para que se cumplan los compromisos internacionales en defensa de la infancia y de los animales. Es urgente poner fin a las subvenciones a espectáculos crueles y garantizar una educación que fomente el respeto, la empátía y la no violencia.
La opinión pública tiene el poder de cambiar las cosas. Si crees que los niños no deben crecer viendo cómo se tortura y mata a un animal por entretenimiento, te invitamos a firmar nuestra campaña para acabar con las fiestas crueles en España.
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