Plaza Monumental de México anuncia que realizar corridas de toros es completamente inviable por la nueva normativa de Ciudad de México

La empresa que explota la Plaza Monumental de México, que tras analizar los alcances técnicos y jurídicos de la reforma, comunicó la suspensión definitiva de corridas y novilladas, al considerar “inviable” la celebración de un espectáculo taurino sin violencia.

25 junio 2025
CDMX, México.

El pasado 18 de marzo de 2025 el Congreso de la Ciudad de México marcó un hito histórico al aprobar, con 61 votos a favor y solo uno en contra, una reforma que prohíbe la utilización de objetos punzocortantes y la muerte de los toros en espectáculos taurinos, estableciendo un modelo de “tauromaquia sin violencia” en el que el toro solo puede ser sometido al capote y a la muleta, sin herida ni muerte, y con una duración máxima de 15 minutos por corrida y seis corridas por función. Con ello, se reconocía por primera vez en la capital mexicana la incompatibilidad entre tradición y maltrato animal, sentando las bases legales para proteger la integridad de los toros de lidia.

La noticia llega ahora desde la empresa que explota la plaza Monumental de México, que tras analizar los alcances técnicos y jurídicos de la reforma, comunicó la suspensión definitiva de corridas y novilladas, al considerar “inviable” la celebración de un espectáculo taurino sin violencia. Este anuncio, que pone en jaque la viabilidad de mantener viva la ganadería de lidia —única fuente de existencia de la especie— y confronta de frente con la demanda de cientos de miles de aficionados, supone un claro punto de inflexión en la batalla cultural por el reconocimiento de los derechos de los animales en México.

Este momento representa una victoria parcial pero decisiva, así como el inicio de una nueva etapa de movilización social que permitan consolidar una cultura de empatía y respeto hacia los seres sintientes.

“La aprobación de esta reforma es un logro histórico, resultado de años de trabajo estratégico, de construcción de narrativas basadas en evidencia científica y de la movilización de miles de ciudadanas y ciudadanos que entendieron que la tradición no puede ser una coartada para el maltrato. Hoy, la Plaza Monumental de México se retira porque ya no puede justificar aquello que el sentido común y la ética colectiva han condenado”, expresa Arturo Berlanga, director de AnimaNaturalis en México.

Un largo recorrido

La tauromaquia ha sido, desde su introducción en México durante la época colonial, un espectáculo emblema de identidad cultural para vastos sectores de la población. Respaldada por la noción de “libertad de expresión cultural” y amparada durante décadas por legislaciones locales dispares, la fiesta brava convivía con un progresivo cuestionamiento ético que tomó fuerza a finales del siglo XX y se acentuó con el arribo de movimientos globales de protección animal.

En la Ciudad de México, a pesar de la existencia de reglamentos que imponían medidas de bienestar mínimo, persistía la muerte del toro en el ruedo y el uso de banderillas, puyas y estoque como elementos esenciales de la lidia. A partir de 2016, varias iniciativas ciudadanas e impulsos legislativos orientados a eliminar la violencia de la tauromaquia continuaron sin cuajar hasta que, en 2024, la alianza electoral de fuerzas progresistas en el Congreso local incluyó en su agenda una reforma integral al artículo 13 de la Ley de Protección Animal, proponiendo un “espectáculo taurino libre de violencia”.

La discusión parlamentaria giró en torno a dos ejes principales: la defensa de la tradición como parte del patrimonio intangible y el reconocimiento de la sentiencia animal como base para legislar restricciones. Diversos colectivos de víctimas de maltrato animal, investigadores en etología y juristas en derechos animales presentaron ante diputados y diputadas argumentos sólidos sobre el dolor físico y psicológico que experimentan los toros de lidia, citando estudios que documentan niveles de estrés extremo y sufrimiento durante las corridas. Al otro lado, asociaciones taurinas advirtieron sobre la desaparición de la ganadería de lidia y la afectación a miles de empleos directos e indirectos.

Finalmente, el consenso parlamentario se decantó por priorizar la protección de los animales sobre el mantenimiento de prácticas violentas. La iniciativa, impulsada por la alcaldesa Clara Brugada y respaldada públicamente por la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, fue aprobada el 18 de marzo de 2025.

“La verdadera batalla se libra en los tribunales y en las mentes de aquellos que aún justifican el sufrimiento como entretenimiento. Debemos seguir construyendo evidencia, ganar amparos y, sobre todo, comunicar el valor de una cultura sin crueldad. Nuestro reto es consolidar esta victoria legal en un cambio permanente de conciencia social”, agrega Berlanga.

¿Cierre definitivo de La Monumental?

Solo tres meses después, el 24 de junio de 2025, la plaza Monumental de México emitió un comunicado en sus redes sociales anunciando la cancelación definitiva de corridas de toros y novilladas. Su texto argumentó que la reforma “representa una prohibición a la tauromaquia, pues elimina elementos esenciales de la misma y […] conlleva un cambio estructural que altera profundamente la naturaleza de la corrida de toros” y, en consecuencia, resulta “técnica y jurídicamente inviable” llevar a cabo el “espectáculo taurino sin violencia”.

Entre sus líneas, la administración de la Monumental de México señaló que la protección animal promovida por la legislación tendrá como consecuencia “la desaparición del toro de lidia, una especie cuya existencia depende exclusivamente de la práctica taurina”. Asimismo, lamentó cualquier medida “que atente contra la libertad cultural de cientos de miles de personas” y reiteró su disposición al diálogo y a explorar vías legales e institucionales para defender la tauromaquia como expresión cultural, identidad y fuente de desarrollo económico.

No obstante, este discurso revela contradicciones: mientras declara inviable la reforma por alteración de la “esencia” de la lidia, reconoce implícitamente el poder del derecho a decidir qué prácticas culturales resultan socialmente aceptables. De ahí que, para el movimiento animalista, este paso atrás del toro no es más que un síntoma del desgaste ético de un espectáculo cuyo manual exige repetir, en nombre de la tradición, un ritual de violencia sistemática.

“Hoy celebramos un triunfo, pero sabemos que el verdadero legado será el México que heredemos a las nuevas generaciones: un país que no sacrifica seres inocentes en nombre del espectáculo, sino que honra la vida con dignidad y respeto. Esa es, en última instancia, nuestra más grande tradición”, sentencia Berlanga.